Poner etiquetas en productos de consumo mostrando el trazo de la huella de carbono es una acción que se ha hecho en el mundo desde hace 3 años. Lo cierto es que a pesar de que lleva algún tiempo, los consumidores aún no nos hemos acostumbrado a la idea de buscar etiquetas con esta información. Algunos países de Europa han sido pioneros en este etiquetado y sus experiencias despiertan la inquietud en el resto.
Un primer paso para que esta acción tenga una validez y reconocimiento es organizar y estandarizar la metodología para que sea aceptada en el país que se utiliza . Pues se deben establecer los lineamientos para que se puedan comparar productos de una misma categoría. En México aún estamos lejos de llegar a este punto, pero podemos inspirarnos en la experiencia de otros países, como Inglaterra o Francia quienes forman parte de los pioneros.
Algo muy interesante que se ha descubierto al comenzar la contabilización de la huella de carbono de los productos, no es el resultado final per se. Gracias a la medición de la huella de carbono, los productores han podido detectar áreas de oportunidad en los procesos de producción y así han llegado a reducir sus emisiones. De igual forma han podido analizar el impacto que tiene su producto en toda la cadena de valor y no sólo en la etapa de producción; de esta forma se han involucrado con todo el ciclo de vida de su producto.
El país que hasta ahora ha mostrado la delantera en el tema es Francia, pues junto con el gobierno y la iniciativa privada han lanzado un plan ambicioso de contabilización de la huella de carbono para el 2012. Sin embargo, concluimos que para que sea exitoso este proyecto tendrá que contar con la colaboración de todos los actores involucrados y de la organización de los países.
Si quieres saber más a cerca de esta iniciativa, visita la organización de Global Footprint Network, donde no sólo se contabiliza el carbono sino también el impacto ecológico de los productos.

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